De madrugada, y un cielo semejante a gachas frías. En los ángulos del tejado aún quedaban algunos rastros de nieve.
En la inmensa y desproporcionada casa, la familia se encontraba sumida en la hibernación matinal del domingo, arrebujada contra el frío y el día que apuntaba.
Pero Gaylord era impermeable al frío. En realidad, el joven Gaylord Pentecost era impermeable a casi todo. Al despertarse, saltó un rato sobre la cama. Luego, cansado de tal ejercicio, se ató el pijama, que no tenía cinturilla, y se dispuso a emprender una gira de buena voluntad por la casa.
Eric Malpass, Morning’s at seven
Traducción del inglés de Rosalía Vázquez
Plaza y Janés. Barcelona, 1970